domingo, 12 de junio de 2016

IV Ruta Vetona. Una espinita pendiente de sacar. (10-junio-2016)

Cuarta edición de esta prueba que año a año se va consolidando dentro del calendario de los aficionados al deporte. Desde el año pasado son ya 4 las disciplinas disponibles a elegir: Ultradistancia (100km), Maratón (42km), BTT (100km) o Duatlón (70+30km).

Desde que pude participar en la primera edición, guardaba una espinita, más bien espinaza, por el mal rato que pase durante casi 17 horas. Gracias al apoyo de los amigos y un poco de amor propio, aguanté hasta la línea de meta, pero me faltaba la sensación del trabajo bien hecho.

Quizá la experiencia acumulada en este tiempo, quizá las ganas de participar de nuevo y querer hacerlo mejor, me han llevado de nuevo a la línea de salida en la 4ª edición de la Ruta Vetona.

Después de unas semanas de alti-bajos tras la lesión en Eljas, la suspensión del Half de Barbate y haber sacrificado horas de carrera por horas de bici y piscina, se presentaba en el horizonte la fecha del 10 de junio. Así pues, me puse en modo Ultrarunner, y a pesar de que este año la prueba arranca nocturna y las temperaturas no nos asediarán. Salimos a entrenar por Cáceres cerca de los 30ºC para que el cuerpo se vaya acostumbrando a sufrir un poco.

Puede que lo mejor de este tipo de pruebas sea la planificación que cada uno de nosotros nos hacemos los días antes. El tipo de ropa que llevaremos, que comer durante la prueba y cuando, donde descansar, etc... Así pues, el día antes de la prueba, vamos preparando las chucherías que me llevaré en cada tramo...
...y algo sólido en forma de sándwich para no machacar tanto el estómago. Un poco de pavo, nocilla y tortilla.
Una vez en Béjar pasamos a recoger el dorsal...
...y nos encontramos con caras conocidas con las que vamos calmando nervios.

Son casi las 20:30 y nos marchamos a casa para comer algo antes de la salida. En otra época pretérita, la única pretensión un viernes a las 23:00 de la noche hubiera sido arreglarse para salir un rato de fiesta con los amigos. Pero, hay que ver las vueltas que da la vida, para estar ahora mismo, a estas horas ante una prueba que en el mejor de los casos me puede llevar medio día sin parar.

Como hace tiempo que no corro de noche y estando en nuestra tierra, le he pedido a dos amigos que me hicieran el favor de acompañarme algún tramo para que fuera más ameno todo.
Y milagrosamente han dicho que sí :).

Se acerca ya la hora de salida, vamos pasando el control de entrada y después de sonar el “Eye of the tiger” en directo, dan comienzo a la prueba.

En este tipo de carreras tan largas, es difícil mantener la calma y no lanzarse a correr a ritmos altos. Dejaremos las heroicidades a los buenos. Además, el primer tramo es una subida continuada de 6km y D+500 donde conviene no “cebarse” en exceso. Tímidamente alternamos carrera con paseo para ir remontando el camino. Nos permite ir charlando y contándonos anécdotas, lo que hace que el tiempo y los metros vayan pasando sin mucha factura.
Llegamos al punto más alto de la prueba, a unos 1.490m de altitud y justo por debajo de Peña Negra. Este año no era posible atravesar ciertas fincas en la bajada habitual, y la organización ha preparado una nueva pista que desciende directa a la zona de Arrebatacapas donde nos espera el primer control y avituallamiento. Vamos bajando con precaución, pues la pista es nueva y no está muy bien asentada.

Abajo nos esperan caras conocidas de Candelario.


Y retomamos el camino hacia Candelario (PK18) donde recibimos el último chute de ánimos por parte de vecinos y familiares.
De camino a Béjar y para recuperar los kilómetros que han recortado no subiendo a Peña Negra, antes vamos a descubrir un nuevo camino de bajada a Palomares desde “El Alto del os Pollos” o al menos así lo conocemos nosotros (PK22).

Llegamos a Béjar (2hr 45min) y cumplimos el primer paso por el arco de llegada, desde aquí restarán otros dos y 70km más.

En ese momento me indican que voy 2º en carrera, y que el gran Abelardo me saca unos 15min. Entonces empiezo a pensar si no habré ido demasiado rápido y lo pagaré más adelante.

De camino al circuito verde, pasamos por el coche y hacemos el avituallamiento. El estómago ya se está cerrando y el sándwich no entra ni con agua, mal asunto. Cambio de camiseta, manguitos, mochila, la música y a seguir. Habré parado unos 15min, y acaba de pasar el 3º clasificado.

Allí dejo la compañía de Guille y Ricardo que tan ameno me han hecho pasar esta primera parte. Ojalá pudieran compartir algún kilómetro más.
Cojo rumbo a La Calzada y adelanto de nuevo al corredor que iba delante de mí. Este tramo hasta Montemayor es importante para intentar sacar algo de tiempo, salvo algún repecho nada despreciable, el resto es muy corrible.

Paso por la Calzada y continuo camino de Montemayor, con algún despiste que otro por los caminos. Y es que por la noche, “todos los gatos son pardos”.

Me tomo con mucha calma la bajada por la calzada romana hasta Montemayor, pues no es sencilla y mis lamentados tobillos me lo agradecerán. Y finalmente llego al puesto de control de Montemayor, serán las 4:15am. Me anuncian que el primero está a unos 25min. Recargo agua, cojo un plátano, aliento y retomo la marcha por el laberinto de calles que se han inventado en Montemayor :).

Cojo el camino que sigue nuestro querido río Cuerpo de Hombre hasta que ZAS!!! me tuerzo el tobillo izquierdo. En un primer instante, del dolor me tengo que echar al suelo. No me lo puedo creer, había decidido no salir con un vendaje funcional para intentar evitar posibles rozaduras, y ahora me acuerdo de él. Doy unos primeros pasos y veo que no es la torcedura de otras veces y que quizá me cueste el tener que abandonar. Valoro si volver a Montemayor o al menos llegar a Puerto de Béjar y la pregunta ya tenía respuesta antes de pronunciarse en mi cabeza. Por la noche, y a pesar de que lleves buena luz, las perspectivas de los bultos que te vas encontrando en el camino son muy cambiantes y a veces el cerebro, la vista y que son casi las 5am pues provocan estas cosas. Y como no, pues sobre el mismo tobillo que me esguince hace unas semanas.

Continúo de momento andando para luego trote-cojear hasta alcanzar la pista que sube a Peñacaballera. Incluso en subida, cuando el terreno no es tan regular, me da guerra el tobillo. Luego se coge un tramo de carretera y se llega a Peñacaballera. Allí no hay un alma al cual pedir ayuda, así que hay que continuar hasta Puerto.
Siempre digo que este tipo de pruebas, requiere un equilibrio entre preparación física y fuerza mental. Es muy sencillo tener uno o varios momentos de bajón donde tienes que tirar de uno u otro lado para poder seguir. Sin embargo, hay momentos en los que el cuerpo está cansado y lo peor, que la mente empieza a desconectarse. A mí me sucedió entre el kilómetro 50 y 60, que unido al tema del tobillo, me llevaba a pensar si realmente esto merecía la pena. Pero la idea de abandonar, de no poder cobrarme la factura pendiente de hace tres años, de haber estado entrenando todo este tiempo, el sacrificio de los que te rodean para que entrenes,... no puede acabar así. Sólo se trata de un reto, lo sé, no me va la vida ello, afortunadamente, pero en ese momento se trata de algo personal.

Finalmente llego entre dormido, dolorido y desfallecido a Puerto de Béjar. Ya son casi 1hr la que me saca el primero, pero lo importante es que a pesar de lo que he pasado aún no me ha alcanzado nadie, lo cual me da ánimos para seguir. Me tomo mi tiempo, recargo agua, intento comer algo sólido (imposible), cambio las pilas del frontal y a seguir.

El tramo desde Puerto de Béjar hasta Cantagallo es uno de los más complicados. Se trata de una calleja completamente embarrada que te hace perder bastante tiempo.

Una vez en Cantagallo, se va haciendo el día, comienza a amanecer y puedo prescindir del frontal. Parece que con la mañana, el ánimo se reconstruye y la idea de llegar a Béjar, intentar vendar el tobillo y seguir, se hace más plausible.

Kilómetro 70, después de subir por las temidas Olivillas llego de nuevo al paso por meta. Sigo manteniendo el 2º puesto, eso sí el 1º está a años luz y mi alegría es que me anuncian que al paso por Montemayor le sacaba más de 1 hora al siguiente. Dependerá del tiempo que haya perdido en este tramo, ese será mi margen.
Cojo camino del último circuito (amarillo) y paro de camino en el coche para vendarme, cambiar de ropa y zapatillas, dejar el frontal y reponer fuerzas. Echo 20min que me saben a Gloria y continúo la marcha para subir a Valdesangil y desde allí pasar por Fuentebuena. Otro de los tramos divertidos por la cantidad de barro que nos encontramos. Cojo la vereda que sube dejando a la derecha los Picos de Valdesangil y me tomo con mucha calma la pista de bajada hasta Sanchotello. Es muy irregular y el pie me ha dado algún otro aviso.

PK81, Sanchotello. El recibimiento es increíble, como en el resto de puestos, como se vuelcan con el corredor. Me tomo mi tiempo, me facilitan algún antiinflamatorio, repongo agua, algo de manzana (parece que es lo único sólido que admito), un gel y marcha.

Lo que me queda por delante es bien conocido, terreno muy favorable para correr. Antes de comenzar todo esto, me había planteado el horizonte de las 12 horas que era el tiempo que tenía controlado de las últimas Millas Romanas que corrí. No obstante, me he puesto de referencia una media global de unos 7min/km que rebaja algo las 12 horas. En el kilómetro 81, la media está algo por encima y me gustaría morderle algunos minutos al crono en este terreno. Por delante algo más de 12km de pista llana hasta La Calzada. Parece que las piernas me responden, y aunque voy parando de vez en cuando para estirar y tomar algún respiro, me permite llevar un ritmo entre 5:00-5:30min/km.

Kilómetro 94, ya estoy en la carretera de entrada a La Calzada, a penas, 6 kilómetros de meta y son las 10am. Llamo a Silvia y a Ricardo para que me esperen en meta. Sello el penúltimo puesto de control, repongo agua y a disfrutar de los últimos 6 kilómetros hasta Béjar.

Ahora sí que me creo la posibilidad de bajar de las 12 horas y encima en 2ª posición.

Encaro andando la última subida Calle Bajada de San Albín, o “Cuesta de los Perros” y ya en Ronda de Navarra disfruto de los últimos metros hasta entrar en meta.
No me lo podía creer, 11 horas 41 minutos y después de todo.
Y que regalo encontrarme con los míos...
Gracias a Javier Yuste Hernández por la foto.


Datos de carrera (mi Garmin):
Distancia: 100km
Tiempo de carrera: 11hr41min58seg (11hr 41min 06seg)
Tiempo en movimiento: (10hr43min45seg)
Posición: 2/176
Ritmo medio: (6:59min/km)
Ritmo medio en movimiento: (6:24min/km)
Desnivel positivo: (2.610m)
Desnivel negativo: (2.610m)
Altura máxima: 1.497m
Altura mínima: 643m


Reflexiones:
  • Enhorabuena una vez más a Abelardo que es un auténtico figura en todo lo que se propone. Menudo tiempazo, 10 horas.
  • Enhorabuena a todos los compañeros que habéis participado en el resto de modalidades, Mariano, Jaime, Julio, Jorge, Gemma, Rafa, Rebe y Raúl. Y especial mención a Jorge, espero que se recupere pronto de la caída.
  • De la prueba qué decir. Para empezar, todo un acierto comenzar por la noche y poder evitar todo lo posible las horas de sol que tanto han endurecido la prueba en ediciones anteriores. Por poner una pega, sería recomendable que en futuras ediciones no se escatimara tanto en la señalización. Los dos primeros circuitos iban bastante justitos en este sentido. Hay que tener en cuenta que de noche los corredores perdemos mucha perspectiva, vamos a un ritmo bajo y el no encontrar balizas en mucho tiempo puede llegar a confundir y perder la concentración.
  • Eso sí, un 10 no, un 12 a los voluntarios que con tanta dedicación nos esperan y ayudan al llegar a cada uno de los puestos. En ocasiones nos “obligan” a comer pese a que el cuerpo nos diga que no.
  • De 10 también el poder llegar darte una ducha y un reconstituyente masaje.

Todavía me acuerdo de las continuas visitas a los masajistas que tuve que hacer durante la I Ruta Vetona.
  • Muchísimas gracias de nuevo a Guille y Richi por vuestra compañía e ilusión. Me ha servido de gran ayuda.
  • Y por supuesto a Silvia por su paciencia, motivación y colaboración. Por estar ahí.



En esta ocasión no hay copa para los primeros, así que me la tomaré por mi cuenta.