domingo, 15 de noviembre de 2015

Nueva Zelanda. An expected journey. (18/10 - 15/11 de 2015)


Viaje

Después de 32 horas dos paradas en Dubai (3hr) y Melbourne (1hr), n-películas y programas de deportes, menús de avión extraños , llegamos a eso de las 16:00hr local al aeropuerto de Auckland. Yo ando con bastante sueño, aunque en las últimas horas hemos ido intentando coger las horas de Nueva Zelanda, mi cuerpo aún se resiste al horario español. Pasamos los controles de seguridad respectivos, entregamos los pasaportes y las declaraciones, aunque el personal de seguridad maorí que mira mi pasaporte se queda extrañado por las barbas que tengo respecto a la foto del pasaporte.
En el control de equipaje, apenas me hacen sacar las botas de monte pues habíamos declarado que llevábamos material de senderismo.

Y ya estamos fuera del Aeropuerto.

Preguntamos a un amable paisano en el mostrador de información para indicarnos que debemos coger el blue bus para ir al centro y bajarnos en la parada 3 en Queen Street. Tras un agradable paseo de unos 45min desde el aeropuerto y la primera conversación en inglés con una simpática mujer. Nos bajamos en la principal avenida de Auckland buscando el BEST WESTERN Hotel. Un edificio de 14 plantas de apartamentos que hemos alquilado por una noche por casi 100€ al cambio. Está muy bien equipado y sobretodo es céntrico para un paseo de tarde por las calles de Auckland.
Nos acomodamos y nos vamos a estirar las piernas (los tobillos están muy hinchados de tantas horas sentados).
Visitamos el Albert Garden, la Universidad, el Sky Tower, la Catedral de St Patrick y el puerto lleno de barcos, haciendo honor al título de La Ciudad de las Velas. 

Una rápida parada por el super Countdown para coger algo de comida y de vuelta al hotel a descansar.

Día 1 – 21 de  octubre: Son las 6:30am, después de algún que otro desvelo intentando luchar contra el jet lag famoso (deben ser las 19:30 en España y un día antes), nos ponemos en marcha en el Back to the Future Day… para empezar nos acercamos a la oficina de Jucy en Auckland para recoger la que va a ser nuestra vivienda durante los próximos 25 días. Decidimos acercarnos dando un “paseo” de 1milla que con las maletas se convertía en bastante más.

Para este gran viaje, hemos decidido alquilar una CamperVan, un término ciertamente desconocido por nosotros hasta el momento, pero tan extendido en estas y otras latitudes. Del gran abanico de compañías, contactamos con JUCY y alquilamos el modelo CONDO.

Se trata de una furgoneta equipada con todo lo necesario para viajar y vivir en ella durante el tiempo que uno quiera. Cocina de dos fuegos, nevera, fregadero, despenseros, dos camas y un wc-químico que mejor sólo utilizar en caso de extrema necesidad. Y gracias a la inestimable ayuda de un chico que chapurreaba español, pudimos enterarnos de los detalles acerca del cambio de marchas automático, rellenado y vaciado de agua, etc…
Ahora toca cambiar el chip, conducir con el volante a la derecha, los cambios (intermitentes y limpias) al revés y conduciendo por el lado izquierdo de la carretera. Tras una primera tímida toma de contacto, vamos sintiéndonos más cómodos y cogemos la autopista (peaje 4.40 $) que sale de Auckland dirección norte por la costa este para pasar por Whangarei y llegar hasta Paihia.

Pronto nos damos cuenta que el tiempo en este tipo de carreteras se detiene más de lo esperado y debes guardarte tiempo de reserva para llegar a los sitios.

La limitación típica en carretera suele ser los 100km/h aunque hay que vigilar especiales restricciones debido a obras, paso por zonas residenciales y alguna zona de riesgo singular.

De camino a Paihia, nos asombramos de los frondosos paisajes que tenemos delante de nosotros. Cualquiera de estos escenarios podría haber sido elegido para rodar El Señor de los Anillos. Promontorios de un continuo verde y árboles frondosos plantados aleatoriamente, son el fondo de escritorio de nuestras miradas.

Por el camino paramos a comprar víveres para los próximos días. Como el espacio en la campervan es algo reducido, debemos optimizar las compras y limitarnos a las necesidades a corto plazo. Comemos un rápido sandwinch y retomamos el camino.

Nos vamos acercando a Bay of Island donde se sitúa Paihia. Como su nombre indica, se trata de una bahía repleta de numerosas islas y playas de arena. No nos olvidemos que en esta zona del hemisferio, el norte es nuestro sur y el sur nuestro norte. Es decir, la zona de playa y baño se sitúa en el norte de la isla norte por la mayor proximidad a zonas templadas.

Bay of Island quizá sea una de las más importantes bahías y puertos de comercio de los antiguos colonos en el archipiélago del Triángulo de la Polinesia, donde Nueva Zelanda preside como islas principales, pero al que pertenecen Fiji, Samoa, Tonga, Islas Cook, Hawai, etc… Y también sirvió de entrada a la colonia Británica para la “conquista”.

Hemos leído que hay un espectáculo Maorí en Paihia, pero por la hora que llevamos, es más que seguro que no lleguemos a tiempo. En un promontorio presidiendo dicha bahía, se sitúan dos viviendas, una de la colonia inglesa y otra del pueblo maorí que represente el Treaty of Waitangi, el tratado que ambos pueblos firmaros por la “independencia” del pueblo maorí en el siglo XIX. El lugar merece la pena la visita pero con calma (mínimo 2 horas). Por desgracia, hemos llegado a las 16:00, cierran a las 17:00 y nos hemos unido al último grupo guiado. El lugar incluye la visita a tres embarcaciones guerreras maorís hechas con madera de kauri (el árbol autóctono de Nueva Zelanda). La visita se nos hace corta y apenas podemos aprovechar el potencial, además nos perdimos el último pase (15:00) del espectáculo de danzas maorís con Haka incluida. Precio entrada: $25, +$10 guiada, +$10 espectáculo.

Con lástima y cierto cabreo por no haber aprovechado esta parada, nos dirigimos a la costa oeste donde queremos acampar y visitar al día siguiente Waipoua Forest, uno de los más impresionantes bosques de Kaurís en la isla.

Como antes dije, las carreteras llevan su tiempo y apenas llegamos con luz, de hecho de noche, al Te Roroa Camping Ground. El cual nos costó bastante tiempo encontrar. Hay que tener en cuenta que las indicaciones en Nueva Zelanda son escasas, es decir, señalizan todo pero no con antelación, y si vas un poco despistado puede que te pases los desvíos o servicios que prestan. Por lo demás, es un placer poder encontrar Dump Stations (estaciones de vertido para caravanas y campervan) o Public Toilets (aseos) en mitad de las carreteras.

Nos acomodamos en el camping, charlamos con los campistas (la mayoría germanos, una pareja sueca, una indi-americana y una pareja holandesa) y nos vamos a descansar que ha sido un día largo.

Waipoua Forest Camping: Coste pernocta $15/persona ($20 si quieres electricidad). Los baños no están mal (con duchas) y la cocina comedor está muy equipada (microondas, cocina, tostadora, calentador de agua y frigoríficos).

Día 2 – 22 de octubre:
Primera noche durmiendo en la campervan y la verdad es que buena impresión. No hacía frío, dentro del nórdico. A eso de las 6:30 comenzamos a movernos, deshacemos la cama, desayuno completo en la cocina del camping, duchita y en marcha. Anoche llegamos apurados de tiempo y con el depósito de gasolina justo. Así que hoy hemos decidido madrugar para andar con tiempo, y lo primero ir a la gasolinera más cercana, esta estaba a unos 15km en el pueblo de Waimamaku. La broma supone un +10% de precio que en otras gasolineras y +2% por pago con tarjeta. Hay que tener en cuenta que la costa este es de carreteras sinuosas y pocos servicios a mano del viajante, por ello es conveniente ir con provisiones y el tanque lleno antes de adentrarse aquí.
Volvemos sobre nuestros pasos para entrar de nuevo en el bosque de Kaurís de Waipoua. Se trata de una de las más importantes reservas de este árbol autóctono de Nueva Zelanda que cuya población se vio reducida debido al crecimiento de las colonias británicas.

Primera parada en el Tane Mahuta o The Lord of the Forest, es uno de los árboles kaurí de mayor edad. Casi 52 metros de altura, un diámetro de casi 14m y 244m3. Parada obligatoria y muy rápida pues se encuentra apenas 1 minuto desde el aparcamiento en la carretera (SH12).

Hay que tener en cuenta que en las entradas a los Parques y Reservas Naturales, nos obligarán a limpiar nuestras suelas de las botas para evitar introducir esporas o semillas ajenas a este entorno.

De nuevo en la carretera y apenas medio kilómetro después, nos desviamos por un camino a la derecha, para aparcar en el camino de entrada a Yakas, Four Sisters y Te Matua Ngahere. En el parking habrá un señor que por $2 nos cuidará el vehículo hasta el regreso. Tras pasar por el respectivo control de calzado nos dirigimos a ver el Yakas, el séptimo kauri de mayor altura registrado (44m de altura y 12 metros de diámetro).

Allí nos hacemos una foto grupal con las amigas suecas con quienes coincidimos anoche en el camping.

De vuelta pasamos por las Four Sisters, cuatro árboles kauríes juntos y Te Matua Ngahere o Father of the Forest.
 
De nuevo en carretera, finalizamos el paso por el bosque para dirigirnos hacia el sur a los lagos Kiaiwi no sin antes parar en NELSONS KAIHU KAURI donde encontramos una muestra de tallas con madera kauri que recomiendo visitar y si te quieres rascar un poco el bolsillo, dado que los precios no son populares pero merece la pena.

Allí pudimos aprender, que la madera kauri se obtiene tras desenterrar troncos milenarios que habían quedado sepultados. El tiempo y las condiciones del terreno, les confieren una dureza y densidad que se plasma en cada talla, grandes y pequeñas.

Un kilómetro antes de llegar a los lagos Kiaiwi, la vista es impresionante, un precioso lago turquesa acompañado por otros dos hermanos algo más pequeños, uno de los cuales se acceder tras una caminata de 30 minutos.

Allí tenemos un camping, pero aún es temprano y sopla mucho el viento. Comemos en la camper, disfrutamos del paisaje, unas fotos y continuamos con el camino.

La idea es bajar hasta el camping de Paparoa situado en el mayor puerto natural de Nueva Zelanda, Kaipara Harbour. Un pequeño despiste en la ruta nos hizo dar un rodeo y finalmente decidimos acampar en Matakohe, dado que son las 18:15 y no queremos que nos pase lo de ayer.

Matakohe Holiday Park es una muy buena opción para los que buscan un poco de comodidad por unas horas. Una excelente cocina con todo tipo de electrodomésticos junto con un comedor con televisión. Unos baños con ducha muy bien cuidados y dotados y una lavandería con lavadora y secadora. La piscina aún no está limpia, suponemos que aún no es temporada alta. El precio, $19 por persona y noche.

Cenamos de nuevo sopa y tallarines al estilo asiático (picante), pero mañana hay que retornar a lo mediterráneo. No creo que el estómago aguante este trote.

Día 3 – 23 de octubre:
Nos levantamos temprano y vamos preparando todo para salir dirección a la península de Coromandel. Eso sí, antes toca el té de las 10.

Podríamos decir que es la zona más playera de Nueva Zelanda. Por delante, cerca de 270 kilómetros volviendo a pasar por la ciudad de Auckland, no sin antes perdernos por la ruta 16 rodeando el Kaipara Harbour dirección sur.

Completamos nuestros primeros 1.000km con la campervan.

A partir de ahí, las carreteras son mucho más cómodas y rápidas. Llegamos a la ciudad de Thames, antiguo pueblo minero del que quedan casitas de una o dos plantas con grandes avenidas. Aprovechamos para reponer de víveres la campervan en un supermercado PAK´n SAVE, una gran superficie donde se puede encontrar de todo y a muy buenos precios.

Aprovechamos para comernos un rico pollo asado que compramos en el super y a mandar algunos recuerdos a España aprovechando varias wifis libres en dicho Centro Comercial.

Tras una breve visita al pueblo de Thames, retomamos el camino por la sinuosa ruta 25 que circunbala la península de Coromandel.

El primer tramo es impresionante porque va siguiendo toda la costa, en el camino, podemos aprovechar para ver infinidad de aves acuáticas que residen en esta zona.

Decidimos parar en un campground libre para caravanas y campervans en el pueblo de Tapu donde pudimos hacernos amigos de un simpático pato. El entorno es encantador a la par que nos resulta extraño pues somos la única camper del lugar.

Día 4 – 24 de octubre:
Nos levantamos bien tempranito, desayunamos…

…y continuamos la ruta 25 dirección a la población de Coromandel característica por su pasado minero. El día se ha levantado algo lluvioso y decidimos no parar en esta población para continuar hacia el otro lado del Parque Nacional, hacia Whitianga camino de las Hot Watter Beach.

Como si de borregos se tratase, seguimos a pie juntillas las indicaciones del GPS quien nos manda por la ruta 25 alternativa, sí sí, “alternativa” es lo que dice el cartel del desvío, y bueno, si lo dice el GPS será que es más rápida. Los primeros metros eran estrechos y sinuosos, pero al menos mantenía el asfalto. Sin embargo al poco se convirtió en una pista de grava de 30km. Eso sí, las vistas de la selva de árboles-helecho que pasamos han sido increíbles, parecía literalmente que estuviéramos en Jurasic Park.

Una vez de retorno a la civilización, continuamos camino Hahei y la famosa Cathedral Cove. Una espectacular cala natural fruto de la erosión marina en la roca.

Un agradable camino de 1 hora ida y vuelta nos acercará hasta ella. Si el día sale agradable (no fue nuestro caso), se puede dar uno un refrescante chapuzón y si tiene suerte, apreciar la fauna marina tan rica en esta zona. Nosotros tuvimos la suerte de ver una manta raya desde la orilla.

De vuelta hacia la campervan, empieza a llover y a hora con ganas, continuamos el camino cerrando el círculo por Thames, para hacer una nueva escala en el parking del PAK´n SAVE para preparar la comida y de paso conectarnos para reservar el pase de mañana en Matamata al Movie Set de Hobbiton.

Chequeando el correo, vemos que la gente que gestiona las grandes rutas en parques nacionales de Nueva Zelanda, nos indican que ha habido varias avalanchas en la Routerburn Track (la que íbamos a hacer nosotros) cortando el camino habitual para su desarrollo. Una lástima, tendremos que valorar que hacer.

Retomamos la marcha hacia Matamata donde nos espera un mundo de recuerdos y fantasía.
A las afueras del pueblo (a penas 500m) tenemos otro Campground free para pernoctar con nuestra campervan.

Día 5 – 25 de octubre:
Hoy es uno de esos días que tanto deseábamos desde hace tiempo. Vamos a tener la oportunidad (como todo aquel que quiera pagar $75 la entrada) de conocer el escenario donde se grabaron los exteriores de La Comarca (The Shire) en la trilogía de El Señor de los Anillos y posteriormente en El Hobbit.

Nuestro pase es a las 10:15 y hay que estar un rato antes en el iSite que ya tuvimos la oportunidad de fotografiar sus exteriores ayer.

Junto al mismo, hay un parking exclusivo para campervans y caravanas, y de paso una estación de vaciado de agua e inodoro, y unas tomas de 250Vca para el que lo necesite. En este caso aprovechamos para recargar la batería de la cámara de fotos porque el día lo merecerá.

La visita a Hobbiton, al principio algo desmerecida por lo nublado del cielo y la ligera lluvia matinal, se acaba convirtiendo en un corto paseo debido a lo interesante que nos resultó. Al final de la visita, se abre el cielo y nos permite hacer las últimas fotos con un mayor abanico cromático de colores.

Además, coincidimos con dos parejas españolas muy amables, Emilio y Susana de Elche y Vicente y su mujer (que me disculpe porque no recuerdo su nombre) de Madrid. Y que por cierto, parece que Vicente ha veraneado desde pequeño en Candelario.

De vuelta por Matamata, donde nos deja el autobús que nos recogió en el iSite cogemos nuestro vehículo y nos dirigimos hacia las . Una agradable paseo de apenas 45 minutos adentrándonos de nuevo por un bosque húmedo sacado de otro mundo, nos acerca a la base de dicha cascada desde donde se puede apreciar toda su majestuosidad. Para los más andarines, el camino continúa otros 45 minutos de ida y otros tanto de vuelta para llegar a coronar el salto.

Nosotros decidimos no subir que nos queda el retorno a Rotorua, en el último momento hemos decidido saltarnos la visita a Waitomo (y sus cuevas) para recuperar un día que perdimos en la zona norte.

Una vez en Rotorua, una de las ciudades más turísticas de Nueva Zelanda y famosa por sus zonas termales debido a la actividad volcánica. Vamos buscando un camping donde alojarnos, después de desengañarnos en un Campsite en el Lago Okareka (precioso para cualquier otro momento pero ahora necesitamos la comodidad de una ducha), retornamos por el Lago Tikitapu (o Blue Lake) y nos quedamos en el camping Blue Lake de la cadena Top 10 Holiday Parks por $42 la estancia. Si buscas comodidades y servicios, parece que esta cadena no está mal. Habrá que aprovecharlo…


Día 6 – 26 de octubre:
Disfrutamos de un completo desayuno y nos acercamos de nuevo hacia Rotorua para llegar hasta Te Puia, un centro de interpretación de la cultura Maorí construido alrededor de el mayor Geiser “Pohutu”del hemisferio sur.

Muy recomendable visitar con tiempo al igual que el Treaty of Waitangi de Paiha. Y para evitar lo que nos ocurrió en el Treaty, hoy hemos llegado bien temprano para disfrutar del primer pase.

De entre los diferentes formatos de entrada que ofrecen, decidimos coger el pase de visita al geiser, al taller de talla y tejidos, visita a la cría en cautividad de una pareja de kiwis y un espectáculo de danza maorí.

A las 10:15am tenemos el primer pase para la danza maorí. Cuando la amable conductora del evento va preguntando la procedencia de los distintos asistentes, debe sorprenderse de nuestra nacionalidad y tenemos la fortuna de ser participes en la representación que comienza con la presentación del grupo maorí al “cabeza” del grupo y su esposa, en este caso Silvia y yo. Una vez dentro, podemos disfrutar de distintos cantos, bailes, muestras de lucha y la famosa Haka, dando la opción de que el público pueda salir a aprender.

A las 11:00am comienza el pase guiado al resto del recinto comenzando con la visita a los kiwis que como estaban dormidos, y la sala esta muy oscura, no podemos apreciar. De ahí visitamos al geiser Pohutu, que ofrece ciclos de 30minutos de espectáculo de continua actividad tras 40 minutos de inactividad.

Arrancamos de Te Pui dirección Taupo para visitar el lago de mismo nombre y el mayor lago de Nueva Zelanda con sus 616km2 y una profundidad máxima de 186m. Es fruto de las aguas de los ríos Waitahanui, Tongariro y Tauranga Taupo que alimentan la caldera del antiguo volcán Taupo.

Y desde allí ir bajando por su margen izquierda hacia el Parque Nacional de Tongarino. Por el camino, paramos en Motuoapa, y nos deleitamos con un grupo de cisnes negros y un ave de plumaje azul y cabeza roja, muy curioso, el Pukeko.

Hoy nos alojaremos en el Whakapapa Holiday Park por $42 la noche. Está situado en un punto estratégico para la mayoría de las marchas que se pueden realizar en este Parque y tiene buenas comodidades. Eso sí, aún no es temporada alta y hay bastante gente atraída por este entorno tan mágico. Peter Jackson eligió el Mt. Ngauruhoe (uno de los 3 volcanes que presiden el parque) como el Monte del Abismo en El Señor de los Anillos.

Para mañana, habíamos pensado intentar el Alpine Cross que cruza la ruta entre el Mt. Tongarino y el Mt. Ngauruhoe, pero la previsión meteorológica no parece muy alentadora con fuertes vientos de 60 km/h y posiblemente nos quedemos con la ruta de los Tama Lakes y las Taranaki Falls.


Es curioso porque a penas estamos a 1.100m de altura, pero como todo en Nueva Zelanda, nada tiene que ver con lo que conocemos en España. A esta altura, en inviernos, se cubren de nieve de forma colmada. De hecho, tienen una estación de ski por debajo del Mt. Ruapehu poco por encima de los 2.000m.



Día 7 – 27 de octubre:
Últimos dos días en la isla norte. Nos da la sensación de que estamos dejando pasar algunas visitas importantes y quizá deberíamos haber reservado algún día más, pero posiblemente ni con un año de margen llegaríamos a conocer la mitad de Nueva Zelanda.

Hoy nos levantamos algo perezosos y con un día grisáceo, especialmente yo. Llevo dos días arrastrando un trancazo y me está dejando baldao. Preparamos el desayuno y unos bocadillos para el día, hoy nos vamos a hacer una ruta por Tongariro.

Descartada ya la Alpine Cross, especialmente como se ha levantado la mañana, nos ponemos manos a la obra con la visita a los lagos Tama y las cascadas Taranaki. Preparamos la campervan, pasamos por la Dump Station y la dejamos en un parking cercano fuera del camping. Al poco de iniciar la ruta, el tiempo parece mejorar, salen algunos tímidos rayos de sol y pronto empieza a sobrar algo de ropa. Apenas 30 minutos de comenzar el recorrido, llegamos a la parte alta de las cascadas, dejaremos la vuelta circular al regresar de los lagos.

Vamos dejando a nuestra derecha el nevado Mt. Ruapehu, de momento muy cubierto por las nubes y perezoso por aparecer. Y a medida que nos acercamos hacia los lagos (primero el inferior y luego el superior), intuimos la silueta del Mt. Ngauruhoe, sin embargo las nubes están muy bajas y se complica su avistamiento. El Mt. Ngauruhoe es el más joven de los tres volcanes y por tanto mantiene su perfecta forma cónica aún no erosionada. Con razón tenía que ser el Monte del Destino en ESDLA.

El día continúa y las nubes parece que se espantan dejándonos ver algo más el Mt. Ngauruhoe. A la vuelta, paramos en la base de las cascadas donde tomamos el almuerzo y finalizamos la marcha circular en el parking. Una buena ruta de 18km, con un desnivel total acumulado de 1.500m, muy cómoda, bien señalizada y mejor equipada.

Son las 15:00, nos hemos cambiado y mañana queremos dormir en Wellington que está a casi 5 horas de camino, así que, decidimos adelantar camino y si es posible visitar lo máximo posible de esta ciudad.

Por el camino siempre hay cosas que ver…

A mitad de camino hacia Wellington y cercano a las 18:00 (hay que prestar atención a esta hora porque algunos campings cierran su oficina a esa hora), decidimos parar en el Bridge Motor Lodge de la localidad de Bulls. Un complejo anclado en los años …. pero con las esenciales comodidades que necesitamos y por un precio de $30 la noche. De hecho, nuestra campervan es la única esta noche aquí. También disponen de Cabins, bungalows para los que vengan en coche.

Duchita, cenita, actualizamos las líneas del blog y a descansar.

Día 8 – 28 de octubre:
Hoy toca ir haciendo camino hacia Wellington para visitar la ciudad y mañana tomar el ferry que nos lleve hasta la Isla Sur.

Ayer hicimos la mitad de camino, así que, a penas hora y media nos separa de Wellington. Al llegar nos pasamos por la oficina de Jucy porque ayer vimos que tenía fundida una de las luces delanteras, motivo suficiente para que te paren y te multen.

De allí, lo primero visitar The  Weta Cave en la zona de Miramar. Un mausoleo para los fans de El Señor de los Anillos. The Weta fue la productora de animación que se encargó de la trilogía y más tarde de The Hobbit, a parte de otros grandes éxitos de la mano de Petter Jackson como King Kong (bueno, esta no fue un gran éxito). Allí exponen en un pequeño museo-tienda un montón de detalles y atrezzos de las películas. Y a la par te venden todo tipo de suvenirs, como no podía ser menos, calló un libro de The Hobbit que ya tuve la oportunidad de leer en inglés y me hacía ilusión para mi colección. Y por supuesto un imán del símbolo de la Comunidad del Anillo.

Nos dirigimos al centro de la ciudad. Aparcar en Wellington es “fácil”, hay bastantes aparcamientos, pero a una media de $4 la hora, no es un mal negocio. Después de alguna vuelta que otra, aparcamos en el parking del Museo Te Papa, visita obligada en Wellington. Cuatro plantas enormes que te explican la cultura maorí, el origen de las islas, la fauna y flora, etc…

Desde allí, nos acercamos a comer a The Mt. Vic Chippery, un Fish&Chips que leímos en la guía de viaje y parece no estar mal, comida rápida aunque elaborada. En Wellington se puede comer de todo y a todos los precios, ahora bien, cuando se sale uno de la comida rápida, rápida los $$$ empiezan a sumarse.


Nos damos un paseo por el centro en busca de Cuba street. Una calle peatonal bastante famosa en la ciudad y desde allí vamos a recoger el coche para las últimas compras antes de irnos a dormir a un aparcamiento libre cerca del puerto (a 6km de la ciudad). No se llenó del todo pero estaba bastante concurrido, posíblemente en otra época del año (verano) se tenga problemas de aparcamiento. 

Esperemos que la mega aguja que tenemos en frente y se mueve con el viento, no gire tanto como para aparcar en nuestra camper.


Día 9 – 29 de octubre:
La isla norte definitivamente se acabó. Conducimos hacia el puerto para coger nuestro ferry (Interislander) que nos conduzca hasta la isla sur. Tras un pequeño y muy tonto despiste de carreteras, llegamos 5 minutos antes de embarcar (8:00am).

Hemos pensado coger el primer barco para disfrutar de los fiordos del norte a la entrada al puerto de Picton con buena luz y tener margen de tiempo para ir hacia la ciudad de Nelson.

Aprovechamos las 3 horas de viaje para informar a las familias y amigos con el wifi del ferry por supuesto admirar la entrada a la Isla Norte por los fiordos hacia Picton.

Una vez desembarcamos en Picton, vamos hacia la ciudad de Nelson paradando antes por el camino para comer. Una rápida visita a esta bonita ciudad pasando antes por el iSite donde también encontramos el Centro de Conservación del Parque Nacional de Abel Tasman para coger información para la ruta de mañana. Queremos aprovechar un día de trekking por este Parque Nacional que tan bien ponen en la guía de viaje como una de las más visitadas de Nueva Zelanda.

Desde Nelson, continuamos por la costa dirección a Motueka donde vamos a pasar la noche.

Decidimos quedarnos en el Motueka Beach Reserve, un free camping muy bien equipado y a las orillas de la playa. El lugar dispone de baños públicos, ducha exterior (de agua del tiempo, fría), barbacoa y zona pic-nic. Además, para los que quieran pasar el día por aquí, dispone de una piscina de agua salada que permite bañarse en esta playa que durante 12 horas al día no tiene agua debido a las fuertes mareas. Se trata de una zona de fiordos con poca profundidad y el efecto de las mareas es notable, dejando cientos de metros de arenales en los periodos de marea baja.

Nos acomodamos, cenamos y a descansar que entre el viaje en ferry y la camperva, el día ha sido largo.


Día 10 – 30 de octubre:
Nos despertamos, no muy temprano, y nos vamos preparando. Salimos camino del PN Abel Tasman,  como sólo teníamos pensado gastar un día por esta zona, decidimos hacer la primera o última etapa, según se mire de la Gran Ruta de Abel Tasman que recorre la costa del mismo nombre. A 17 kilómetros tenemos el parking de coches del Parque en Marahau. La idea es realizar esta etapa hasta Anchorage Bay a unos 11km recorriendo una vereda muy somera por la basta vegetación que nos va descubriendo pequeños rincones en forma de bahías, la mayoría únicamente accesibles por mar, gracias a los kayaks que te alquilan o los barco-taxis.



El camino es muy accesible, está muy pero que muy preparado, como todo lo que de momento nos hemos encontrado en Nueva Zelanda, aunque ciertamente nos parece un poco monótono. Si bien, la sorpresa está a final de la ruta, en la propia Bahía de Anchorage donde nos encontramos con un precioso espectáculo de playa y un refugio de lo más confortable y adaptado para aquellos que están disfrutando de la Gran Ruta por etapas. Nos deleitamos con un montón de especies de aves, algunas de ellas totalmente nuevas para nosotros.

Comemos y continuamos de vuelta puesto que vemos feas nubes acercándose, nos quedan otros 12 kilómetros de vuelta y querríamos continuar la marcha en coche hacia el sur lo máximo posible.

A eso de las 15:00 acabamos la ruta, unas 5hr45min con parada, 24 kilómetros y apenas D+450m.  Y al final de la ruta encontramos el jardín de un artista de la madera (que por aquí hay mucha) que hace unas esculturas preciosas.

Cogemos el coche y nos dirigimos dirección a la localidad de Murchinson a unos 140 kilómetros. Ya hemos llegado a la cifra de 2.000km con la campervan por Nueva Zelanda.

Seguimos al GPS quien nos mete por una carretera alternativa, esta vez asfaltada y a pesar de las curbas muy cómoda y preciosa en vistas. Vamos mirando las opciones de alojamiento y finalmente nos decantamos por el Murchinson Motorhome Park.

Se trata de un camping familiar con todo tipo de comodidades, muy limpio y nuevo por tan sólo $30/noche. Después de ducharnos, lo necesitábamos tras dos noches de free campismo, hacemos la colada en la lavandería y una rica cena en el living room que nos acoge con una cálida chimenea. Y como no, aprovechamos para cargar todo tipo de dispositivos electrónicos como la cámara de fotos que no podemos cargar en los free camping.


Día 11 – 31 de octubre:
Aprovechamos las comodidades que nos ofrece este camping sabiendo que las comodidades en la costa oeste puede que no sean las mismas. La idea de este día es continuar la zigzageante ruta 6 hasta alcanzar la costa oeste por Westport donde hemos leído hay una colonia de focas cerca del cabo Fouldwind. Tras un desvío de la carretera principal, pronto llegamos a este hermoso y cuidado lugar que nos regala una vista de un numeroso grupo de focas que descansan al sol en una zona rocosa. La zona es increíble, descubrimos nuevas especies de aves desde estos días atrás.

Desde Westport partimos dirección sur por la llamada Ruta de la Costa Oeste (West Cost route) también zigzageante, para llegar a Punakaiki parada obligatoria para apreciar las Pancake Rocks. Una caprichosa formación rocosa de 300.000 años de antigüedad y que el paso del tiempo y la erosión marina han dejado a la vista para nuestro disfrute. Se trata de una clara estratificación que deja hoquedades en forma de chimeneas o cuevas de manera que al paso del agua del mar picado de esta zona de Nueva Zelanda, humeen y vaporicen.

Tras esta breve pero hermosa parada, continuamos haciendo kilómetros intentando quitarnos recorrido de cara a mañana y disfrutando del camino y las vistas.

Desde aquí, la carretera es mucho más rectilínea, seguimos en la ruta 6 pero ahora llamada Highway Glacier por la cercanía con los glaciares de Franz Josef y Fox. Paramos antes en Greymouth para avituallarnos de algunos víveres y gasolina y continuar. Hay que aprovechar estas localidades “grandes” (6.000 habitantes) para suministrarse de combustible y alimentos, porque este lado de la isla sur es poco poblado y no en todos los sitios se pueden encontrar recursos.

Hemos decidido parar en la “localidad” de Pukekura. La población de neozelandeses en esta zona es del 1% del total. Las localidades pueden ser un conjunto de tres viviendas (granjas) con sus respectivos vecinos. En Puketuera hemos encontrado el Pukekura Lodge (The Bushman´s Centre), posiblemente una antigua casa de la fiebre del oro que una pareja alternativa ha recuperado manteniendo ese mismo espíritu. Por $20/noche podemos dejar nuestra campervan y aprovechar unas instalaciones que sin demasiado lujo pero con todos los detalles posibles (baño, ducha caliente y cocina completa).


Hoy es Halloween day y lo celebramos a nuestra manera con una riquísima hamburguesa en pan de cebolla y curry.


Día 12 – 1 de noviembre:
A pesar de estar muy próximos a la carretera principal, no debimos sentir ajetreo de vehículos porque hemos dormido un montón. Nos ponemos en marcha, un poco después que otros días, y tras un rico desayuno continuamos nuestro camino hacia Franz Josef Glacier, una especie de población creada en torno al glaciar con dicho nombre desde el que parten todo tipo de actividades y espectáculos.

Queríamos participar en uno de ellos y tras informarnos en la oficina de turismo, reservamos un Heli-Hike para volar en helicóptero por ambos glaciares (Franz Josef y el cercano Fox), pero las condiciones meteorológicas de mucha niebla de momento han impedido los vuelos desde las 10:00am. A la espera, decidimos ir a hacer alguna de las rutas que se aproximan al frente del glaciar. En particular una de 45min y a penas 3 kilómetros y que remonta toda la morrena que ha ido dejando el glaciar en su retroceso. Es fascinante poder disfrutar de un glaciar a apenas 180 metros sobre el nivel del mar.

Una vez estamos en el frente glaciar, parece que el cielo se va abriendo tímidamente y comienzan a volar de nuevo los helicópteros, sin embargo nos parece que es insuficiente para poder disfrutar de todo el espectáculo que deben ofrecer los dos glaciares un día despejado.

Desistimos de la idea, y tras volver al aparcamiento, retomamos nuestro camino hacia el sur en busca del lago Matheson, desde él leímos en la guía, hay una espectacular visión de el Mt. Cook, sin embargo, con el día tan gris que tenemos, lo único que podemos es darnos un pequeño paseo decepcionante.

Volvemos a montarnos en la campervan y seguimos dirección sur por la ruta 6. Abandonamos la zona de glaciares para aproximarnos a la zona de Haast a unos 80 kilómetros (en los cuales no hay gasolinera alguna). A medida que bajamos por la costa, el tiempo va mejorando. Paramos a repostar en Haast (a $2,24/litro, sangría total) lo justo para poder llegar a Wanaka. A partir de aquí, comienza la aproximación al paso de Haast, poco a poco se va remontando el río con este mismo nombre sin apenas coger altitud y ya se empiezan a ver las nevadas cimas del PN Aspiring.

De repente, la tortuosa carretera pero de imponentes vistas, se convierte en una subida hasta los 560 metros de altura y de ahí bajar hacia las estribaciones del lago Wanaka siguiendo el río Makarora. La tarde se ha ido despejando y las vistas ahora son magníficas.

Por el camino, aprovechamos para visitar las cascadas Thunder Creek y las Blue Pools, pequeñas recorridos de apenas 5 y 15 minutos respectivamente que nos descubren más maravillas de esta tierra. En concreto, las Blue Pools nos dirigen a unas marmitas de gigante que a su paso del agua helada de los glaciares, las convierten en auténticas piscinas azules. Para llegar a ellas hay que pasar por dos puentes colgantes de lo más neozelandés.

Son las 18:00pm, pero decidimos seguir todo lo posible hacia el sur para aprovechar el día de mañana en Wanaka. Tras un fugaz pero precioso paso por el lago Wanaka…

…continuamos hacia el lago Hawea y parar en el Holiday Park del mismo nombre. Un gran complejo con todo tipo de comodidades para el campista, y por solo $32 la noche.

Como hoy no hemos ni parado a comer, nos damos un homenaje en forma de hamburguesa completa al estilo Martín Sánchez en pan de curry y cebolla.


Día 13 – 2 de noviembre:
El día se ha levantado ventoso pero muy despejado. Hoy nos preparamos para visitar el PN del Monte Aspiring. Desde el Hawea Lake se van vislumbrando unas vistas de los nevados de dicho Parque Nacional hasta llegar de nuevo a ver el Wanaka Lake ya en la ciudad de Wanaka. Estamos tan excitados por las vistas que incumplimos la segunda norma del montañero, cuando vas a la montaña (más si no la conoces) lleva el depósito lleno, con algo más de ¼ tendremos que apañarnos ida y vuelta. La primera es la de madrugar para poder aprovechar el día y hacer con horas frías las visitas a glaciares.

Salimos de Wanaka tomando la Mt Aspiring road, una carretera sin salida que va remontando el valle del Raspberry Creek, “arroyo” Raspberry, que cuando deshiela o llueve con ganas se convierte en el mismísimo amazonas. Como decía, tomamos dicha carretera de unos 50 kilómetros, y sólo unos 15 (lo mismo ni llega) asfaltados, lo demás, un territorio de gravilla (afortunadamente compactada a diario por una máquina que nos encontramos en la ida y en la vuelta) y los 10 últimos kilómetros hasta el aparcamiento del Parque, con estrechez de camino y numerosas “FORD”, nuevo palabro que hemos aprendido y que debe significar, paso de regato.


Se trata de unas grandes regaderas pedregosas de los regatos afluentes del Raspberry que hay que cruzar, no nos olvidemos que en nuestro caso con una campervan. Algunos de estos pasos ni les veíamos las piedras del fondo para intentar dibujar la mejor trayectoria del coche, así que lo hacíamos por ciencia infusa.


Hemos decidido hacer la conocidísima ruta Rob Roy, se trata de unas 3 horas de caminata para apreciar el frente glaciar de mismo nombre.

Como son las 11am y pensando en la vuelta por el mismo camino, decidimos no perder más tiempo y ponernos en marcha. La ruta comienza contra viento hasta cruzar un precioso y largo puente colgante (traducido como giratorio según la guía de viaje) y desde allí ir remontando el camino entre el bosque para ir vislumbrando poco a poco los primeros hielos del glaciar. Primero en un mirador inferior, y 30 minutos más tarde en el superior que ofrece unas vistas mucho más amplias de la belleza de este lugar.

Es imprescindible quedarse unos minutos apreciando el entorno incluída la fauna.

Retomamos el camino de regreso por el mismo sendero aprovechando a tomar el almuerzo en el parking de la ruta antes de volver por el tortuoso camino en coche hacia Wanaka.

Por el camino paramos en la ruta del Lago Diamond que no merece la pena, no así el sendero que nos lleva hasta un mirador desde el cual visualizamos la ciudad de Wanaka y el lago de mismo nombre.

De vuelta a la ciudad, compramos unos víveres, repostamos gasolina (hemos de decir que Wanaka es una ciudad cara) y nos alojamos en el Holiday Park de Wanaka por el módico precio de $38 la noche (incluída la conexión eléctrica). No está mal el sitio, aunque como pero, lo diminuto de la cocina y lo poco equipada que la encontramos.


Día 14 – 3 de noviembre:
Día lluvioso el que nos toca hoy. Nos hubiera gustado disfrutar de un día más por Wanaka y hacer alguna otra ruta, pero con estas condiciones, decidimos hacer camino e intentar ahorrar algún día al itinerario previsto por lo que pudiera pasar.

Así pues, nos dirigimos hacia Queenstown, con una parada previa obligatoria en la población de Arrowtown. Para ello, tomamos la “comarcal” que une Wanaka con Arrowtown, una carretera al principio cómoda que se va convirtiendo en una auténtico puerto de montaña, de hecho llegamos a los 1.050 metros de altura en el que dicen, paso de más elevación en Nueva Zelanda. La pena es que el día nublado no nos permite disfrutar de las espectaculares vistas del valle de Arrowtown que nos imaginamos tenemos bajo nuestros pies.

A medida que pasan los días, me entristezco viendo la poca prudencia de algunos neozelandeses que deben tomar las carreteras (nada visibles en algunos de los casos) para su uso y disfrute como si de pista de carreras se tratase. Hemos visto en numerosos trazados marcas de trompos varios que esclarecen lo anterior. Al principio pensamos que hubieran sido marcas de algún incidente, pero después de varias decenas de ellos, está claro que hay otro transfondo. La guía de viajes advierte que los viernes y sábados se debe estremar la precaución en la conducción, especialmente por las tardes, ya que las conductas de algunos conductores parecen cambiar. En este sentido, de momento no nos hemos encontrado nada extraño.

Arrowtown es una antigua ciudad minera de la fiebre del oro con mucha historia. Fue zona de asentamiento de colonias chinas (más de 6000 viajaron hasta Nueva Zelanda en busca de oro) y que lamentablemente pronto se convirtieron en un pueblo marginado. Hoy en día, sin buscadores de oro de por medio, la ciudad se ha reconvertido a otros negocios como el del turismo. Han reconvertido las antiguas casas mineras, más de 60, en negocios o museos para el deleite del visitante. Es obligado el paseo por la calle principal admirando una arquitectura del pasado ahora integrada en un presente mucho más moderno.

Tras perdernos un buen rato por sus calles y comercios, incluída alguna compra, continuamos hacia la ciudad de Queenstown que nos recibe con ligera lluvia. Aparcamos la caravana (por 2.5€ se puede aparcar todo el día) y visitamos la ciudad, pasamos por el iSite y posteriormente por el Departamento de Conservación para informarnos de la gran ruta que queremos hacer. Y de ahí, compras…

La pena es que las nubes están muy cerradas y totalmente pegadas a las montañas que rodean el lago de Wakatipu, impidiendonos disfrutar de sus vistas.

Mañana estamos dudando entre hacer la ruta del Mt Lemond, una subida de +1400m hasta su cima, para apreciar las vistas de la ciudad o dirigirnos hacia la zona del Mt Crichton. De momento, como nos han dicho que cerca de Queenstown hay varios free camping a las orillas del lago…pues allá que vamos.

Los 10 minutos que nos digeron se tardaría, más bien se han convertido en 30 y por poco nos pasamos el aparcamiento, que no es más que una pequeña explanada (sin dotación alguna claro) para que se pueda pernoctar, porque a las 9am piden nos marchemos. Como aún es pronto y nos quedan unas 3 horas de luz, cenamos y preparamos la comida para la ruta de mañana.


Día 15 – 4 de noviembre:
Bonito despertar a las orillas de lago Wakatipu, aunque la noche ha sido francamente fría y ruidosa por las olas agitadas por el fuerte viento. De momento, las nubes parecen establecidas en los picos de enfrente al lago e incluso vemos algunas nuevas nieves que deben haber caído en altura con las precipitaciones de ayer.

En vista de esto, decidimos hacer el plan B que teníamos y hacer la ruta del Mt. Crichton. Arrancamos con el coche dirección Queenstown, y a unos 7 kilómetros tenemos el parking para el comienzo de esta ruta. Como en otras ocasiones, dotada de su baño, por lo tanto, aprovechamos el parking para desayunar y luego asearnos antes de la partida.

La ruta se prevee de unas 5 horas y sube hasta los lago Dispute y Moke. Ayer no la vendieron en el Centro de Conservación como una de las más visitadas, así que pensamos que pudiera estar muy bien. Tras las primeras 2 horas y haber pasado por el lago Dispute vemos que esto no va a pasar más de una caminata mañanera, ni siquiera las vistas son lo espectacular que nos hubiera gustado. Llegamos al lago Moke, nos apretamos el bocadillo y de vuelta al coche. Por el camino se van marchando las nubes y nos dejan un día radiante, lo cual me enfurece pensando en que quizá sí que podríamos haber hecho el plan A.

De nuevo en el coche, breve parada en Queenstown para conectarnos al wifi amable de las cabinas telefónicas (Spark) y decidimos bajar de camino a Te Anau porque hemos visto que mañan hará muy buen tiempo que irá empeorando y por tanto merece la pena aprovechar el día en Milford Sound.

La salida de Queenstown hacia el sur es espectacular, grandes moles de piedra que rodean al lago con incluso cumbres nevadas, nos van embelesando el viaje. Luego un poco de llanura y de nuevo en las proximidades a Te Anau, volvemos a disfrutar de los Alpes del Sur.


En Te Anau hemos elegido quedarnos en el Te Anau Lakeview Holiday Park. La crítica parece muy buena. Por $38 con electricidad y wifi gratis, a parte de unas buenas instalaciones, parece que va a ser una noche de descanso. Pero pronto se nos tuerce el asunto, un incidente con la única llave que tenemos de la campervan, hace tambalearse los planes de mañana en Milford Sound, debemos esperar hasta mañana por la mañana para ver que hacer.

Día 16 – 5 de noviembre:
A las 8am de la mañana estoy hablando con la gente de JUCY para ver como solucionar el problema, y tras localizar una ferretería en Te Anau, nos acercamos a ella para ver si podemos recuperar nuestra llave….

Problema solucionado, podemos reservar nuestro día en Milford Sound. Se trata de un gran fiordo (no el más grande, que es Milford Doubtful), pero sí el más conocido y accesible por carretera.

Aún estamos a tiempo, queremos hacer una experienia de 5 horas en kayak en dicho fiordo y arranca a las 4pm. Nos preparamos, paramos a por víveres y gasolina puesto que en los 120 kilómetros desde Te Anau hasta Milford Sound no nos encontraremos ninguna tienda ni gasolinera y hacemos camino.

Es obligado irse parando en todos o al menos en la mayoría de los puntos marcados como “lookout” para disfrutar de cada uno de los rincones de esta espectacular ruta que poco a poco se va adentrando en las grandes montañas de los Alpes del Sur. De esta zona parten dos de las grandes rutas más conocidas y bellas de Nueva Zelanda, la Milford Track (a la que hay que apuntarse con no menos de 6 meses de antelación) y la Routerburn Track (que esperamos hacer en los próximos días si el tiempo lo permite).

Los nevados de más de 2000 metros con nieves perpétuas, nos van dejando con la boca abierta y hacen mucho más llevaderos estos kilómetros de curvas. Para finalizar, los últimos 40 kilómetros, después de haber dejado el desvío The Divide (fin/comienzo de la Routerburn Track) son de lo más impresionante. Para empezar, entramos en territorio del Kea, un enorme loro neozelandés, que habita por esta zona (entre 1000 y 6000 unidades) y que “cohabita” con el humano. Acostumbrado a su presencia y lamentablemente a su comida que tanto nos prohiben les demos. Además la guía de viaje advierte que este curioso animal parece interesarse por las gomas de los limpiaparabrisas de los coches.

Al poco llegamos al tunel Homer, que da acceso al territorio Milford. Un fantasmagórico tunel de un único carril que atraviesa el corazón de la montaña y único acceso por coche.

Debemos bajar los 800 metros de altitud que hemos ido ganando en nuestra ruta, y se convierte en un duro trabajo para los frenos de nuestra campervan que empiezan a quejarse en forma de fuerte olor.

En el camino de bajada ya se hace aún más evidente el transito de las cientos de personas que a diario se acercan a Milford Sound.

Una vez abajo, es inevitable sentirse como un grano de arena en el desierto, la inmensidad de las paredes de roca de más de 2000 metros de altitud que envuelven el fiordo es espectacular.

Son las 2pm y decidimos coger sitio en el Milford Sound Lodge, son $50 la noche con electricidad, pero tratándose de un alojamiento “diamond” según la guía (es decir, de clase alta) y que acabaremos de remar a las 21pm, mejor quedarse por aquí y mañana continuar el camino. Comemos algo y a las 16pm estamos en el muelle de la empresa Mildford Kayak Rosco´s listos para la aventura. Seremos 3 parejas, y curiosamente todas ellas en su luna de miel, dos americanas y nosotros. Nos dan las instrucciones pertinentes del material que vamos a llevar, del kayak y por supuesto de seguridad y nos embarcan en su jet-boat que nos saca a unos 12 kilómetros del inicio del fiordo desde donde volveremos. La experiencia no es poco y de alguna manera suple el no haber hecho el jetboat en Queenstown, hay bastante oleaje y la embarcación pega unos buenos saltos. Una vez en el destino, nos vamos aposentando todos en nuestro kayak y comenzamos la experiencia.

Tener la oportunidad de visitar estos fiordos, es algo que le recomendamos a cualquiera que vaya a Nueva Zelanda y si se atreve a hacerlo en kayak, lo disfrutará 100 veces más que en las distintas embarcaciones que ofrecen los típicos tours. Supongo que la experiencia también se equipara a la de sobre volar los fiordos, incluso en precio, pero por $189 y 5 horas de actividad yo me quedo con el kayak. Hay todo un abanico de posibilidades desde 2 kilómetros hasta los 18 kilómetros de los más atrevidos. Nosotros nos hemos quedado en el paso anterior, 12 kilómetros.

El guía nos va llevando por los lugares más interesantes como las Stirling Falls y su doble arcoiris y por el camino tenemos la oportunidad de ver a varias focas tomar el sol en las rocas después de algún suculento almuerzo. También avistamos algunos pingüinos que deben estar cazando en medio del fiordo.

Los kilómetros van pasando y el sol se va poniendo. Los dos momentos más interesantes para vistar este entorno son, bien el amanecer o bien el atardecer, las luces son mucho más naturales y se pueden apreciar mucho mejor los detalles.

Nos abrigamos en medio del fiordo gracias a las enseñanzas de nuestro guía y los polares que nos guardamos en las bolsas estancas, y continuamos ahora atravesando de lado a lado el fiordo con la fuerte corriente y viento de lado, 2 eternos y magníficos kilómetros.

Finalmente llegamos al embarcadero y la experiencia ha acabado no sin habernos llevado muy buenos recuerdos en nuestra retina.

Nos vamos hacia el camping para cenar algo y a descansar a la campervan que mañana será otro día.



Día 17 – 6 de noviembre:
Y que decir del Milford Sound Lodge, a parte de que es el único alojamiento en este punto, el estar en la desembocadura del río y ruta de aterrizaje de los vuelos turísticos del fiordo en medio de estas montañas, hace que el sitio sea mágico. Y primer alojamiento que nos encontramos con grifo monomando regulador de temperatura en los lavabos, detalle quizá tonto para el lector, pero muy cómodo cuanto ya te has o bien helado o bien abrasado mientras intentas lavarte la cara y manos.

La idea de hoy es volver a Te Anau disfrutando del recorrido y aprovechando para parar en The Divide, será donde finalice nuestra Great Walk en unos días y también da acceso a la llamada The Summit, un promontorio al que se accede tras 4 kilómetros de caminata y ascender unos 500m de desnivel y desde el cual se puede apreciar el fabuloso perfil de las cumbres aledañas, entre ellas el Monte Cristina y el Monte Little. Además, en un circuito de apenas 1 kilómetro te van explicando curiosidades de la glaciación del terreno, flora, fauna, etc… gracias a un dossier explicativo que te prestan al inicio de este último paseo.

Tras las fotos de rigor, retornamos a la campervan, comemos y de camino a Te Anau. Vamos con tiempo para la visita de las 5:45 a las Glowworm Caves de Te Anau.

Unas cuevas descubiertas no hace mucho tiempo en la orilla contraria del lago y que esconden las denominadas luciérnagas. Unos insectos en fase de larva que emiten una simpática luz, no tanto para sus víctimas que se ven atraídas por la misma, y que habitan en la completa oscuridad y silencio de ciertas cavidades rocosas como es el caso. En Nueva Zelanda hay varios ejemplos abiertos al público como este, y que quisimos descubrir en Waitomo cuando estuvimos por Matamata (Hobbiton) pero por falta de tiempo decidimos descartar. Tras la visita a las de Te Anau, y sin conocer en detalle a las de Waitomo, creo que mereció la pena el descarte de Waitomo para ahorrar quizá un día de viaje y haber tenido la oportunidad de visitar las de Te Anau, mucho menos pobladas.

El pase comienza con un paseo en barco desde Te Anau hasta el embarcadero de las cuevas, pasando antes por la ensenada del fiordo sur de este lago (no ovlidemos que se trata del 2º lago más grande de Nueva Zelanda).

Una vez en el centro de interpretación de las cuevas, nos explican los detalles de estos curiosos animalitos, nos ofrecen una bebida caliente y en turnos de 14 personas, vamos entrando poco a poco y en perfecto silencio para apreciar estas cuevas aún jóvenes desde el punto de vista geológico (apenas tenían estalactitas de 5 cm, 1cm/100años) pero que precisamente por esa juventud, nos dejaron asombrados al disponer aún de rápidos formando las marmitas de gigante a su paso por la roca. Poco a poco vamos encontrando ejemplos de las luciérnagas pero es en la zona más oscura y silenciosa, donde nos embarcan en un pequeño bote para acercarnos a una zona mucho más impresionante. Finalizada la vista de unos 15minutos, volvemos a embarcar para la vuelta a Te Anau. La experiencia ha costado unos $78 por persona y ha merecido la pena. Lo que no merece la pena es coger el pack de fotografías que ofrecen, no contiene vídeo de la experiencia ni foto nocturna en la cueva.

Dadas las horas que son, no nos va a dar tiempo a acercarnos por el sur a Manapouri y decidimos volover a nuestro camping de confianza en Te Anau Lakeview Holiday Park, donde nos quedaremos las dos próximas noches.

Día 18 – 7 de noviembre:
Hoy hemos decidido tomarnos un día libre, al menos en cuanto a viaje se trata. Queremos preparar todo para los próximos tres días cuando intentaremos la Great Walk Routeburn Track.

Por la mañana nos acercamos a la próxima población de Manapauri para dar un paseo y al parking de inicio de la ruta Kepler.

Y poco más, tras preparar la comida, unas compras en el pueblo, pasar a por los tickets de los refugios de la ruta en las oficinas del DOC en Te Anau, preparamos el equipaje de mañana y a dormir pronto y descansar.

Día 19 – Routerburn Track (8 de noviembre):
La Routerburn Track, es una de las Great Walks en Nueva Zelanda preparadas por el Departamento de Conservación. Y junto a la Mildford Track y la Abel Tasman, una de las más visitadas, compitiendo con la Mildford Track entre la más bella aunque con una pequeña diferencia, para la Mildford Track hay que reservarla al menos con 6 meses de antelación, en el caso de la Routerburn tuvimos la suerte de encontrar plaza unos días antes de volar dirección Nueva Zelanda.

La Routerburn Track cruza desde la zona de Grenorchy hasta la costa oeste por un recorrido de unos 32 kilómetros. Durante el camino hay 4 refugios (2 de ellos son campsites), se puede hacer en ambas direcciones y la gente decide en cuantos días y en qué refugios pernoctar, aunque lo habitual es hacerlo en tres jornadas y dormir en los refugios de Routerburn Falls y Mackenzie. La ruta no se prevee exigente para la gente habituada a caminar por montaña, sin embargo, dada la época del año en que estamos y el territorio alpino (aunque hablemos de 1.800m de altitud en cumbre), los riesgos de avalanchas son permanentes. De hecho, hace unas semanas se produjo un incidente y nos avisaron por correo electrónico sobre la necesidad de utilizar un medio mecánico (helicóptero) para cruzar la zona afectada. La broma saldría por $95 por barba o bien nos devolvían la reserva de refugios que se hubiera realizado. Finalmente, unos días antes de nuestro día de comienzo, nos anunciaron que la situación había mejorado y no era necesario.

Al tratarse de un trazado no circular, es necesario ver la manera de regresar al punto de partida o bien ir a este desde el de llegada. En nuestro caso, tomamos la decisión de comenzar por la zona de Grenorchy y como base de operaciones Te Anau, así que el día D estamos a las 5:30 de la mañana despertándonos, hay que desayunar,  terminar de cerrar la mochila y aparcar el coche antes de coger el autobús que nos lleve a Queenstown. Contratamos con la empresa Tracknet todos los transportes. Además, tenemos la suerte de comprobar que la oficina de Tracknet y punto de partida y llegada de rutas, está justo a la puerta de nuestro camping en Te Anau, qué más se puede pedir?

Una vez en Queenstown, nos toca esperar algo más de 2 horas para coger el siguiente autobús que nos lleve al punto de partida de la ruta dirección Grenorchy. En la espera, aprovechamos para hacer algunas compras y comer unos hot pies en el horno Fergbaker que no visitamos días antes en Queenstown.

De nuevo en ruta y al poco de salir de Queenstown, una avería en el autobús nos hace esperar otro de recambio. El recorrido alrededor del lago de Queenstown no tiene desperdicio.

Llegamos a las 14:00 al parking de la ruta, 7horas después de haber salido de Te Anau y ahora hay que recorrer los primeros 8,6 kilómetros de la ruta.

Una etapa espectacular que comienza por un tremendo bosque impregnado del verde de distintos tipos de líquenes y helechos (ferns) y que nos acompaña prácticamente hasta el Routerburn Falls Hut donde nos alojaremos. Por el camino, varios puentes colgantes (algunos sólo preparados para cargar con 2 personas).

Una vez en el refugio, comprobamos lo bien preparados que están estos edificios del Departamento de Conservación. Se trata de un complejo situado a unos 1.000m, en el límite floral del bosque y perfectamente mimetizado con la vegetación del mismo, desde el que se puede disfrutar de la presencia de aves como el Kea, que nos viene acompañando en nuestras excursiones desde el día de Mildford Sound.

Tras acomodarnos en el barracón y registrarnos, conocemos el resto de dependencias y nos acercamos a ver las próximas cascadas que dan nombre al refugio.

Preparamos la rica cena basada en nuddles y arroz y escuchamos la interesante charla que el guarda (ranger) del refugio nos da acerca de la flora y fauna de la zona.

Aprovecha para comentarnos las condiciones del día de mañana y uno a uno va comprobando que estamos registrados, presentándole los tickets que nos dieron en el DOC. Conocemos también a un grupo de españoles de Mallorca muy simpáticos que están haciendo la ruta en el mismo sentido que nosotros.

Día 20 – Routerburn Track (9 de noviembre):
Ayer nos libramos de la lluvia que en distintos partes meteorológicos anunciaban, y es que acertar con el tiempo en esta tierra es más un acto de fe que una ciencia exacta. Los kiwis dicen que a lo largo de un mismo día puedes llegar a pasar por todo un abanico de estaciones.

El caso es que a priori se presenta un día algo nublado en altura y que según el guarda, irá mejorando a lo largo del día.

Tras desayunar y prepararnos, salimos del refugio casi los últimos a las 9:00am, la ruta de hoy son apenas 13 kilómetros, y aunque subimos a la cota más alta de todo el Great Walk, el desnivel positivo es menor que el de ayer, lo peor podría ser la bajada.

Dejamos que la gente vaya avanzando para ir más tranquilos y no llegar al siguiente refugio demasiado temprano.

Al poco de salir, nos damos cuenta de que el calor va a ser común denominador (afortunadamente), al igual que las increíbles vistas que nos va a ir regalando durante toda la jornada.

Tras pasar por el lago Harris, nos vamos acercando al único paso de nieve de la ruta y que posiblemente fuera donde hubo problemas semanas atrás (aunque yo no acabo de ver exactamente cuales). Se trata de una zona que recomiendan no parar por el peligro de desprendimiento de rocas, sin embargo es imposible quedarse embelesado por las vistas del lago desde esta perspectiva.

Desde allí, comienza las bajada pasando por el Harris Saddle Shelter y desde allí un largo camino que sirve de balcón para la cordillera que vamos dejando a nuestra derecha. Al final del mismo giramos a izquierda para divisar el lago Mackenzie y junto a él el refugio de mimo nombre. Durante el descenso, volvemos a traspasar la barrera de los 1.000m, en este caso hacia abajo, y de nuevo entramos en los dominios de los líquienes y los helechos.

Llegados al refugio, nos acomodamos, preparamos algo de comida y descansamos.

Por la tarde nos mojamos los pies en el frío lago (11ºC) y hacemos una pequeña ruta a la Split Rock, que como su nombre indica, se trata de una roca gigante partida en dos.

Por la noche, mientras cenamos, tenemos la visita del guarda de este refugio, quien nos explica la labor del Departamento de Conservación en cuanto a la recuperación de la fauna autóctona de Nueva Zelanda se refiere (aves).

Día 21 – Routerburn Track (10 de noviembre):
Al contrario que ayer, hoy nos interesa no demorar en exceso la partida por doble motivo. Aunque no estamos seguros, el parte meteorológico de ayer indicaba que las concidiones de hoy podrían ir empeorando y por otro lado, cuanto antes lleguemos al parking de fin de ruta, quizá antes podamos volver a Te Anau.

Así que, a eso de las 8:00am estamos ya en camino. Por delante, unos 12 kilómetros, prácticamente todos cuesta abajo y atravesando el Rain Forest, que como su nombre indica, se trata de un bosque muy pero que muy húmedo.

De nuevo, la diversidad de vegetación y las distintas tonalidades de verde, nos dejan asombrados. En la Routerburn hay que aprovechar para abrir los oídos y descubrir nuevas melodías de las aves de aquí, tan semejantes y diferentes a la vez, a las que podamos estar acostumbrados en España. A parte del característico graznido del Kea sobrevolando las copas de los árboles, distinguimos el apenas chasquido que emite el Yelowhead, un minúsculo pajarito de color dorado muy amenazado por la plaga de zarigüellas.

A las 3 horas, llegamos al parking con la antelación suficiente como para coger el transporte previo al que teníamos reservado y estar a las 15:00 de regreso en el Holiday Park de Te Anau.

Recogemos la campervan que nos han guardado por $10 en el Holiday Park y nos acecamos al pueblo para almorzar unos hot pies, repostar y de camino al sur de la Isla Sur buscando nuestro nuevo destino, los Caitlins.

Paramos la camper a 180 kilómetros de Te Anau en Invercargill, en el Invercargill Kiwi Holiday Park a unos 10 kilómetros de la ciudad y por $38 la noche con electricidad. Un hogareño lugar regentado por un matrimonio (Caren y Gary) que nos da una grata bienvenida. Se trata de un lugar no muy grande (baño y cocina pequeños) pero como si estuvieras en casa. Si se dispone de tiempo, merece la pena darse una paseo por los alrededores y conocer la granja que tienen.


Día 22 – (11 de noviembre):
Hoy tenemos planificado adentrarnos en la tierra de los Catlins, paisajes preciosos que sirven de reservas para muchos animales marinos.

Para empezar, visitamos la cercana Invercargill que tan amablemente Caren nos explicó el día anterior. Empezamos visitando la tienda, sí digo bien, la tienda eHayes que tiene una increible colección de coches y motos de época. Entre ellas una réplica de la Indian con la que la leyenda Burt Munro batió el record de velocidad en 1967.

De allí nos dirigimos al centro de visitantes (iSite) dónde también se encuentra el museo de la ciudad. Un estupendo edificio que alberga no sólo exposiciones de arte, si no también objetos de la historia neozelandesa así como de la flora y fauna autóctona.

Recogemos la campervan que aparcamos en el Warehause para dirigirnos hasta la localidad de Bluff, allí se encuentra el Stirling Point, el punto más meridional de la isla sur y visita obligada para cualquier turista que se precie a hacer una foto con el cartel indicativo. Subimos a la colina de la ciudad desde la que nos han recomendado unas increíbles vistas, pero el día no acompaña mucho y el viento y la lluvia desmerecen el paisaje.

Para coger cualquier dirección, tenemos que volver de nuevo hacia Invercargill, así que decidimos aparcar en su Pak`n Save, comprar un pollo asado y comerlo en el parking antes de dirigirnos hacia los Catlins.

Ya en ruta, la primera parada es Curio Bay donde hemos leído podemos encontrar un recuerdo fósil de un antiguo bosque. Una vez allí y después de equivocarnos metiéndonos en el Campground de la bahía (nada recomendable salvo por fuerza mayor), encontramos el yacimiento y de paso nos llevamos la sopresa de avistar un pingüino ojigualdo. El primero de estos días que esperemos sean más.

Partimos recorriendo la costa por la Southern Scenic Route y tras pasar Papatowai nos desviamos para ver las Purakaunui Falls, a penas 20 minutos desde la carretera que toca recortar por la lluvia.

Empieza a ser tarde y hay que ir pensando en dónde dormir. Elejimos la localidad de Kaka Point puesto que está cerca de Nugget Point, donde hay una colonia de leones marinos y pingüinos. Una vez llegamos al Kaka Point Camping Ground y nos registramos, conducimos hasta Nugget Point para ver si con el anochecer, tenemos suerte de ver regresar a los leones marinos y pingüinos tras un día de caza. En esta época, los pingüinos ya han tenido a sus crías y esta zona les sirve de refugio para la cría hasta el otoño-invierno.

Una vez se llega al parking, hay que bajar por un caminito hasta un edificio observatorio para no molestar a los sensibles pingüinos. Lamentablemente, lo único que podemos ver a lo lejos, es un leon marino algo dormido. Esperemos haya más suerte mañana en Marau.

Regresamos al camping para descansar. Nos ha costado $32 con electricidad, es pequeño pero muy bien apañado y con un trato muy cercano por parte del dueño, Steph. La cocina muy equipada y espaciosa. Y los baños, numerosos y muy limpios. No es mala opción como parada para continuar mañana hacia el norte.

Día 23 – (12 de noviembre):
Seguimos de camino hacia el norte con el objetivo de finalizar en Christchurch, no sin antes hacer un par de paradas previas tanto en Dunedin, Moeraki boulders y como no Oamaru.

Para empezar este día, nos dirigimos a Dunedin, una ciudad grande, universitaria y la más escocesa de todas las ciudades de nueva zelanda. Nosotros no encontramos tal similitud salvo porque vendían una falda escocesa en una tienda. Por lo demás, nos dimos una vuelta por la ciudad para conocer su catedral, calles del centro y la antigua estación de tren.

Como las ciudades grandes nos agobian un poco, seguimos camino hacia el pueblo de Moeraki, allí como no, parada imprescindible en las boulders, unas formaciones rocosas en forma esférica, antiguos sedimentos del fondo marino que con el paso del tiempo (millones de años), han aflorado con este aspecto.

Un nuevo chubasco, o como llaman aquí, shower, nos hace retirarnos hacia el coche y continuar camino hacia el pueblo de Oamaru a unos 38 kilómetros. Se trata de una ciudad que en su día tuvo un poderío económico muy importante pero que sufrió una fuerte depresión. A pesar de ello, se conservan (restaurados) algunos de los edificios de los bancos e instituciones más importantes así como una reconversión de su barrio Victoriano, antiguas casas y naves de época reconvertidas en negocios o galerías de arte. La ciudad rebosa en impresionismo y se refleja en las obras de los autores locales que exponen en dichas naves. Otro atractivo no menos importante, es que se trata de la cuna del movimiento Steampunk, tiene un museo dedicado exclusivamente a obras inspiradas en dicha tendencia que por problemas de horarios no pudimos visitar por dentro aunque nos quedamos impresionados sólo con su entrada.

Ayer comenzó un ciclo de 4 días para conmemorar el betseler que el autor británico Charles Lutwidge Dodgson lanzase allá por el año 1865 llamado Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas. Y las gentes de lugar lo celebran con todo tipo de quedadas con trajes de la época victoriana.

Un parque infantil que bien podría ser la envidia de cualquier niño en el mundo. Todo tipo de atracciones con material reciclado que hace las delicias de pequeños y algún que otro mayor.

Y por último, aunque para nosotros no menos importante, las colonias de pingüinos en la zona. El DOC ofrece una visita guiada a una zona de avistamiento de pingüinos azules y en otra zona, hay habilitado un acceso para intentar ver al pingüino ojigualdo que tuvimos la oportunidad de ver en Curio Bay. Lamentablemente, nos hemos enterado que este año sólo hay 2 parejas y tras dos intentos al lugar, no conseguimos visualizar a ninguna de ellas.

Con dicha decepción en el cuerpo, continuamos subiendo hacia el norte y queremos hacer lo más kilómetros posibles a pesar de salir casi a las 17:30 de Oamaru. El foco lo fijamos en un free camping en la costa cercana a Ashburton. Finalmente llegamos cerca de las 20:00, no sin algún despiste. Se encuentra dentro de una urbanización y el sitio nos extrañó mucho al principio por encontrarnos con otros campistas que daban la sensación de estar allí viviendo de contínuo. No obstante, el sitio tenía baños públicos y para los niños, un parque enhorme.

Cenamos y a descansar.

Día 24 – (13 de noviembre):
Penúltimo día en Nueva Zelanda. Hemos reservado todo el día de hoy para visitar Christchurch, a penas nos separan unos 60 kilómetros de la ciudad y nos acercamos pronto.

Tras aparcar aprovechando los parkings de los supermercados (Pack´n Save, Wharehouse, Countdown) aunque indican que es para clientes y con tiempo limitado bajo multa. Esperemos que no nos llegue nada. Nos dirigimos al centro de la ciudad. Aunque veníamos avisados por la guía de viaje y lo que vimos en el museo nacional en Wellington, cuando nos aproximamos al centro de la ciudad, pudimos comprobar la debastación que supuso especialmente el último terremoto de hace 4 años en 2011.

La destrucción completa de la torre de la catedral y el estado en semiruinas del resto de la misma. Las decenas de solares ahora despejados y vacíos, la universidad apuntalada y clausurada en estado de restauración, el mobiliario urbano retorcido por el seismo o las cicatrices en los asfaltos de las calles, nos dejan un tanto tristes y absortos.

Sin embargo, también podemos comprobar el espíritu emprendedor de los habitantes de Christchurch, se trata de una de las ciudades más grandes de Nueva Zelanda y no se resiste a quearse en los escombros. En la zona de Re-Start, un antinguo complejo de contenedores que en su día aprovecharon como improvisados negocios, ahora es un centro comercial urbano en el que se puede comprar cualquier tipo de producto o comer en la calle gracias a los food-trucks aparcados.

Es por la tarde y nos vamos a retirar a nuestro último camping antes de dejar el país. Hemos elegido el South New Brighton Motor Camp. Un tanto alejado del centro urbano y por ello más tranquilo. Y con todas las comodidades que pudiéramos necesitar. Aquí también podemos comprobar los efectos del último terremoto, que obligaron a los dueños (Lynn y Dom) a improvisar casetas de obra para los baños, duchas, cocina y lavandería, pero sin descuidar en limpieza y detallismo. Por $32 la noche con electricidad, podremos disfrutar de esta última noche en este increíble país, recargar pilas y las baterías de todos los gadches de cara al largo viaje de regreso que nos espera mañana.


Día 25 – (14 de noviembre):
Y como no podía ser de otra manera, todo tiene un final, y este viaje no iba a ser menos. Nos dirigimos al aeropuerto de Christchurch.

Por delante un viaje de vuelta dirección Dubai y después a Madrid que durará unas 36 horas en total, muchas películas y demasiadas comidas precocinadas.

Durante estos días, semanas, hemos disfrutado enhormemente de lo que este país nos ha ofrecido; mar, montaña, campos verdes y pura naturaleza. Hemos vivido las desolaciones que atemoran esta tierra y la lucha y cuidado que prestan para recuperar lo que en un tiempo tenía otro orden.

Hemos sido partícipes de la cultura Maorí y de cómo este pueblo se fundía con su entorno.



Nuestros TIPS:

Imprescindibles:
Es interesante disponer de alguna aplicación móvil con información representativa como lugares donde dormir, gasolineras, tiendas, etc… Nosotros utilizamos la de Rankers.co.nz y la propia de JUCY, pero hay muchas.
Imprescindible un GPS actualizado. En nuestro caso, cogimos una oferta con JUCY que incluía este servicio.
Mosquetones y pulpos (gomas,cuerdas). Pinzas para la ropa.
Bolsas zip para alimentos.
Crema solar. No sólo el sol tiene una fuerte incidencia en estas tierras, también el viento.

Valorables:
Pulseras anti-mosquitos.
A las 17:00 cierran los iSites si tenéis que tirar de ellos.

Campervan: Reservar con tiempo no solo los vuelos sino la campervan o caravana para poder disfrutar de la gran variedad de todas las compañías. Podrás elegir un vehículo con buenas comodidades y diésel si no lo dejas para último momento y quizá te ahorres un buen pico. Imprescindible que sea “self container” y que tenga en regla dicha licencia. Esto permitirá pernoctar en todos los Campsites, Campgrounds free y por supuesto en los campings.

Dentro de la dotación de la campervan, es muy, pero que muy recomendable que tenga algún tipo de calefactor por aire. Esto os ayudará a caldear el habitáculo los días de más frío y/o templar la ropa cuando la hayáis secado. Lógicamente, requiere estar conectados a alguna toma de electricidad.

Para calcular el tiempo de llegada a Mildfor Sound, además de las obligadas paradas fotográficas durante todo el recorrido (bien a la ida o a la vuelta) se debe tener en cuenta el posible tiempo de espera en la entrada al tunel Homer que es de un único carril y está controlado por semáforos.

Pernoctas: Dependiendo de la zona y la cantidad de dinero que uno se quiera gastar, se puede pernoctar desde 0€, en los Campgrounds free para vehículos “self container” sin poder conectarte a toma de corriente pero si se elige bien con baño público cercano. O pasando por una variedad de Campsites ($1-$10) o campings (>$10). Se podría decir que cuanto más valen, más servicios ofrecen, aunque nosotros encontramos algunos no muy caros y muy, muy cómodos. En nuestro caso, decidimos compaginar la “acampada” libre que nos ofrecía nuestra campervan, con la pernocta en camping cada 2 días, por ejemplo. No viene mal ducharse de vez en cuando.
Si se tiene pensado viajar en la época veraniega de Nueva Zelanda, quizá convendría dejar reservados algunos alojamientos por posibles problemas de disponibilidad, algunos indican reserva previa obligatoria. Cuando hicimos el viaje, en primavera, no tuvimos que reservar ninguno.

Supermercados: Hay gran variedad, quizá los más famosos sean el Countdown (en Jucy nos dieron una tarjeta descuento), 4Square y PAK´n SAVE. Estos últimos con gran variedad de productos y a muy buen precio.

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Gasolineras: A parte de las grandes gasolineras del pais, CALTEX, BP, Z,… se puede encontrar otras pequeñas o medianas estaciones de servicio e incluso las propias de los supermercados PAK´n SAVE con un precio muy competitivo. La diferencia de precio entre gasolina y diesel es muy notable, cuando nosotros estuvimos era de aprox. $1,9/L en gasolina y $1,1/L en diésel, por lo que un vehículo diésel quizá no sería una mala opción. Dentro de la variedad de precios de la gasolina, encontramos desde los $2,1/L a $1,7/L, por lo que conviene estar al tanto y aprovechar las oportunidades. Conviene no apurar mucho los depósitos pensando que hay gasolineras por todos lados, algunas carreteras (principales) no tienen tantas (por ejemplo la costa oeste en la isla norte).