sábado, 5 de abril de 2014

XVI Edición XVLII Millas Romanas de Mérida. Re-petimos. (04-abril-2014)



Y aquí estoy de nuevo.......

Hace un año participé en mi primer 100K  justamente en esta prueba, volvía a encontrarme con la dureza, la noche, la buena compañía y luego la soledad, los anhelos de ausencias importantes,... fue una experiencia que no olvidaré en mi vida y encima con un fantástico resultado para este “triste” amateur y que tanto supone para justificar tantas horas de entreno en todo tipo de terreno e inclemencias atmosféricas.

En verdad, hace unos meses se me pasó por la cabeza volver a participar este año, pero no me parecía lo más adecuado para mi cuerpo dos semanas después de haber debutado en miprimer Medio Ironman. Sin embargo, dos días después me enteré por Belén que su hermano Carlos tenía intención de participar, le llamé y me aclaró que se lo plantearía como entreno para la II Ruta Vetona, que iría “tranquilo” y que le acompañara.

Las dudas se vieron inundadas por un sentimiento irracional de volver a experimentar lo que se siente en una prueba como esta....y de repente me vi pagando la inscripción.
Ya no había marcha atrás. Toca recuperar lo máximo posible. Aún no me siento recuperado del Half y durante los próximos 10 días, apenas puedo salir un par de días y la tirada más larga será la XXV Media Maratón de Béjar. Todo son dudas.

Creo que lo que más me gusta de este tipo de eventos, como en el triatlón, son los preparativos.
Los nervios se funden con la estrategia, con las dudas de cómo será todo, qué tiempo hará, que debo comer y cuando, etc... todo ello le da algo especial.

La semana previa se ha presentado con continuas lluvias. Afortunadamente no tan intensas como las que llevaron a las inundaciones del año anterior, pero seguro que encontramos caminos embarrados y encharcados. Y ya veremos el tiempo el día D.

Día D.

El evento comienza a eso de las 21:00 del viernes desde la Plaza España de Mérida. Recojo a mi compañero Carlos y quedamos con el resto de integrantes de la aventura para ir haciendo camino hasta Mérida. Una vez allí nos dirigimos al Polideportivo Diocles para recoger el dorsal y entregar los enseres del paso intermedio (allí mismo) y del final de la prueba.
Vamos acercándonos con tiempo a la Plaza de España para esperar la salida. A medida que se acerca el momento de correr, me voy sintiendo más confuso, al contrario del sentimiento de expectación y excitación que tenía el año pasado....en esta ocasión son todo dudas y muchos nervios. De hecho me veo muy negativo y con pocas ganas de salir  :O (esto juraré no haberlo dicho aunque esté escrito). Siento las piernas aún cansadas con dolores en los isquios y empiezo a pensar que quizá dos semanas no ha sido suficiente y que la carrera de Béjar igual me marcó un poco. Pero bueno...estamos aquí y al menos hay que salir, si son 30 kilómetros pues bien venidos sean, y si podemos terminar aunque sea andando, pues ahí estaremos.
Tras unos momentos de confusión en la salida, no teníamos nadie muy claro la dirección :), comienza una primera parte neutralizada. El año pasado fue siguiendo a un vehículo y en esta ocasión a dos miembros de la Organización, pero andando, con lo cual nos metemos quizá un par de kilómetros por las calles emeritenses, incluido el paso por el Hipódromo guiados a través de un pasillo de antorchas, ESPECTACULAR!!!
Esto va empezando. Intentamos no coger un ritmo muy alto dado que la Organización tiene marcado como ritmo más elevado 7min/km, lo cual significa que de llegar antes a un control, hay que esperar! Y así ocurre en el primer paso por Trujillanos dónde nos toca esperar 10min y después en Valverde (PK 19) otro tanto.
Por momentos la lluvia hace acto de presencia, aunque la noche está estupenda de temperatura para correr y no vemos muy necesario el uso de chubasquero, con una manga larga sobra.
Continuamos con la carrera hasta Villagonzalo dónde nos espera un poco de cena en forma de pasta, tortilla de patata, caldo y yogurt. Me limito al tema pasta y poca porque el estómago no da para mucho.
Hemos llegado con poco adelanto sobre el tiempo de la Organización y comienzan a salir los primeros espadas. Me encanta ver las caras de nervios de la gente impacientes por salir lo antes posible y no perder comba.
Tras 10min de “relax”, nos ponemos en marcha y siempre con buen humor.
Una vez en la Zarza, alcanzamos a la cabeza de la prueba, un chico llamado Juan con quien hablando descubro que he compartido escenario hace dos semanas en el IBERMAN de Ayamonte. Un avituallamiento rápido y marcha.

Y por aquí comienza mi particular viacrucis. Los isquios comienzan a dar señales de vida y pesadez. Intento no pensar en ello y junto con los ánimos de Carlos vamos pasando los kilómetros, hasta que por el kilómetro 45, un nuevo despiste quizá por una insuficiente señalización y también por nuestro despiste, hace que sigamos la pista hasta la carretera Mérida-Alange, media vuelta y a encontrar el despiste (~2km).
Tomamos el paseo fluvial del Guadiana que nos va llevando hasta Mérida siempre rozando el tiempo de la Organización y en mi caso rozando el límite de mis isquios. Son cerca de las 3:00am y nos restan unos 8km hasta Mérida.

Vamos acercándonos al resplandor nocturno de la ciudad, cruzamos el puente Romano y ya estamos en Diocles.

Entramos, sellamos, nos cambiamos camiseta, calcetines, comemos un poco y a seguir.

En este impasse de apenas 20min, nos adelantan 2 participantes.

Comenzamos el segundo tramo de 40km, en mi caso con más dudas que el primero, sé que ya queda lejos el ecuador de la prueba, pero ahora quizá venga lo más duro. No nos olvidemos que son casi las 4:30am, sigue lloviznando y mi musculatura cada vez se queja con más insistencia. En estos momentos es cuando la cabeza cobra una especial importancia. Comienzan los cálculos dividiendo mentalmente lo que queda en pequeños hitos de 5-10km.
Cogemos la ruta que sale dirección Trujillanos (la misma salida que el 3º circuito del año pasado) y cada vez me cuesta más seguir el ritmo, así que le pido a Carlos que vaya tirando. Nueva reagrupación en Trujillanos y transcribo las palabras de la mujer del puesto; “Estás blanco!”, ibuprofeno al canto, plátano (lo único sólido que me pide el cuerpo) un poco de cola y a seguir.

Siguiente hito a 12km en Mirandilla. Tomamos una continua subida, que aunque leve está cubierta por una desagradable pátina de barro que parece solidificarse y fundirse al contacto con nuestras zapatillas. Entre resbalones y sacudidas para eliminar el barro, vamos avanzando.

Yo no dejo de beber, hasta el punto que 2km antes de Mirandilla, me quedo sin líquido. Sin embargo, llevo varias horas sin “pasar al WC”, eso significa que no estoy eliminando toxinas y mi cuerpo no se hidrata bien y comienzan los calambres.

Tras alcanzar el punto más alto de la prueba allá por el kilómetro 76 y entre la niebla, comienza una continua bajada hasta el pueblo. En la lejanía tengo siempre el haz de la luz roja de Carlos y me anima a no perder mucha comba.
Nos reagrupamos de nuevo en el punto de control de Mirandilla (piscina) y pillamos casi in-fraganti a la Organización que está montando el puesto. Recuerdo lo que costó encontrarlo el año pasado viniendo en otra dirección y los cerca de 30 minutos que echamos en ello.
Un gel, plátano, buena recarga de agua, isotónico y marcha. Ya sólo queda llegar al penúltimo punto de control en el embalse de Proserpina antes de encaminarnos hasta Mérida. Pero por delante 10km. Llevo ya unos kilómetros soportando mejor el dolor en los isquios, creo que el ibuprofeno ha hecho su función y me permite acercarme con más o menos dignidad hasta Proserpina mientras el amanecer nos va dando la bienvenida.

Ahora sí que veo más cerca todo, sólo 9 kilómetros 9, aunque por terreno duro siguiendo el carril bici hasta Mérida (al igual que el 2º circuito del año pasado). Aquí mis isquios han dicho “ya está bien tío!” y me toca optimizar las fuerzas tomando las leves subidas andando.
A tan sólo 5 kilómetros de meta, Carlos acelera el paso para intentar bajar de las 12 horas, hecho que yo ahora mismo descarto por mi parte por completo. Reseteo el botón de Modo Supervivencia y a penar lo que queda. Un poco de trote, otro poco de andar, un poco de parar a estirar,... y así voy acercándome a meta, no sin antes tomar alguna foto turística claro.
Como no podría ser de otra manera y para rematar la carrera, de nuevo otro despiste hace que vaya directo al Pabellón donde el año pasado tuvo lugar la llegada sin percatarme que a pocos metros me he pasado la entrada a las pistas de atletismo dónde realmente nos espera el arco de llegada. Media vuelta campeón.

Al llegar, la Organización parece no dar crédito cómo hemos llegado tan “rápido” desde Proserpina hasta aquí según sus cálculos. Pero lo cierto es que HEMOS ACABADO y encima en 1º y 2º segundo lugar.
Estoy henchido de emoción.
 
Bravo Carlos por tu 1º puesto y tu tiempo (11h 57min).

Finalmente el pódium fue:
            Carlos Soler (11h 57min)
            Roberto Martín (12h 8min)
            Juan Bautista Castilla (12h 23min)

Datos de mi prueba:

Distancia: 104,04 km
Altura ganada: 782 m
Tiempo en movimiento: 11:14:11
Tiempo total: 12:08:07
Ritmo medio total: 6:59 min/km
Ritmo medio en movimiento: 6:29 min/km
Puesto: 2º
 
 
 
Descargar aquí el track.

Reflexiones:
-       Es curioso porque a pesar del puesto y del tiempo, las sensaciones con las que he acabado son mucho más de fatiga que el año pasado. Quizá el cansancio acumulado o la falta de kilometraje.
-        La Organización: Una vez más, darles un aplauso por su dedicación, su aliento para con nosotros en los momentos más débiles y los cuidados que nos dedicaron.
-         Muchas gracias Carlos por tu apoyo y por las conversaciones durante la carrera.
-    Buenas sensaciones teniendo en cuenta de que se trata mi primera prueba de 100km a pie, máxime teniendo en cuenta que se desarrollaba de noche y no tenía muy claro cómo respondería.
-         ¿Habrá una 3ª participación? Quién sabe...
 
Y después del sufrimiento toca como siempre la recompensa en forma del avituallamiento que llevo toda la noche pensando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario